jueves, 9 de mayo de 2013

NUESTRA PROFESIONALIDAD TIENE UN PRECIO


NUESTRA PROFESIONALIDAD TIENE UN PRECIO

 
Esta vivencia como muchas de las que escribo, tiene más de treinta años. Hoy me encuentro en la antesala del despacho del director del gran hotel restaurante. Llevo tres cuartos de hora en el lugar Mi sacrificio por llegar puntual a la entrevista personal ha sido considerable. Si la secretaria me hubiera indicado que el Sr. X me recibiría pronto a los diez o quince minutos de mi llegada lo hubiera entendido, pero nada, me tenían allí como un “pasmarote” y eso que tras mis espaldas ya llevaba un buen número de experiencias profesionales en nueve restaurantes. Al fin y al cabo, ellos fueron los que me llamaron interesándose por mí y es que a los treinta años y pico ya tocaba. Yo siempre he pensado, que nadie tiene el derecho de desperdiciar el tiempo de los demás y si la persona o personas que quieren conocernos no lo ven asï y más cuando llevamos tantísimo tiempo esperando en recepción, mal vamos. La personalidad y nuestra imagen nunca puede ser menospreciada, por eso, me dirijo a la recepcionista con muy buena educación. PASELE EL RECADO AL SR. ….. QUE TENGO MUCHA PRISA. SI ACASO, YA NOS PONDREMOS EN CONTACTO EN OTRA OCASIÓN- Le digo muy amablemente mientras ella se lo comunica via telefónica al mismo tiempo que pienso que, si la persona no ha alcanzado la comprensión de mi larga espera he de ponerle límite y hacerme valer. A los pocos minutos y cuando me dispongo a marcharme, el Sr. X  sale personalmente a recibirme y me invita a entrar. Y ahora, estimados lectores he de deciros que cuando se empieza en el oficio tienes que aguantar muchas, muchas, muchas  cosas, eso también se lo inculco a mis alumnos, pero cuando nuestra profesionalidad, nuestra seriedad y responsabilidad es  intachable tenemos que hacernos respetar. “TANTO TIENES, TANTO VALES”. Hace tiempo que esta frase la tengo colgada en el despacho de mi escuela de cocina.

 

Y hoy….. ¿OS HAN SOBRADO PATATAS HERVIDAS DE LA VERDURA?

Escurrirlas bien, untais unas cuantas con sobrasada, otras con paté, otras con queso fresco y después pasais cada una por harina y huevo batido friéndolas en aceite bien caliente.

 

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